* Ponía fin a los regímenes de alquiler cuando subía el precio de la vivienda
* Los vecinos creen que quiere especular con el precio del suelo al llevar pobres a sus barrios
HONOLULU (HAWAII).- Un hombre enriquecido por alquilar viviendas quiere redimirse regalando ocho mansiones de lujo a varias familias pobres en Hawaii. Sin embargo, los vecinos creen que quiere empobrecer el suelo para adquirir más viviendas. Para él, el regalo sólo es "calderilla", según informa Asociated Press.
La hawaiana Dorie-Ann Kahale y sus cinco hijos pasaron de la noche a la mañana de sobrevivir sin la protección de un techo a poder presumir de poseer una de las mansiones más lujosas que nunca soñaron. Todo gracias a la cortesía de un magnate japonés del mercado inmobiliario, Genshiro Kawamoto, quien decidió regalar ocho de sus mejores viviendas a nativos pobres de Hawaii.
Las lágrimas caían por la cara de una excitada Kahale mientras aceptaba las llaves de su nuevo hogar de manos de Kawamoto, una marmólea mansión con esbeltas columnas a la que se accede por un paseo de entrada circular, en cuyo interior los peldaños de la escalera son de piedra y el revestimiento del baño es de porcelana de la mejor calidad.
"Estoy paralizada, abrumada", decía Kahale, sorprendida por el cambio. "Hemos pasado de vivir en aquella 'cajita' a esto".
Kahale va a vivir en una mansión valorada en cinco millones de dólares, un hogar que, pese a todo, no es de los más destacados de la avenida donde se sitúa. Tendrá que conformarse sin las puertas ornamentadas con hierro y sin jardines esculpidos.
Esta madre y sus hijos se quedaron en la calle hace dos años, cuando el propietario de su anterior hogar subió el alquiler de 800 a 1.200 dólares, un precio imposible para una trabajadora en el servicio de reclamaciones de una empresa de telecomunicaciones de Hawaii.
Para Kawamoto, emocionado, los agradecimientos de esta mujer no eran los primeros. Ése mismo día entregó otras dos casas a sendas familias pobres. Un lujo que se puede permitir al ser uno de los hombres más ricos de Japón, la segunda potencia económica del mundo. No obstante, aunque regale ocho, todavía le quedan otras 22 mansiones en el archipiélago.
¿Podrán mantener su hogar a pesar de ser tan pobres? Kawamoto lo tiene todo calculado. Estima que al menos vivirán allí 10 años, entre otros motivos porque dará a cada familia 10 billetes 'de los grandes', mil dólares en total para cada una.
Un magnate al que no le tiembla el pulso
Kawamoto es propietario de docenas de edificios en Tokio a través de la emopresa Marugen, aunque su negocio se extiende hasta EEUU, donde negocia con viviendas en California y Hawaii desde los ochenta.
Su obra de caridad tiene un precedente, una crítica a sus valores éticos. Este hábil empresario ha vendido muchas propiedades dejando en la calle a sus inquilinos, quienes vivían en régimen de alquiler dependiendo de un hombre a quien no le tembló el pulso nunca. En 2002, Kawamoto echó a cientos de personas de sus hogares en California dándoles sólo 30 días para irse.
Dos años más tarde, sus avisos de desahucio fueron para 27 familias alquiladas en Oahu, Hawaii, dándoles otro mes de plazo. El propio Kawamoto afirmó entonces que estaba interesado en sacar partido del incremento de los precios de aquellas viviendas.
Tras buscar la redención con el regalo de las mansiones, Kawamoto fue preguntado si no le preocupaba haber perdido tal riqueza. Lacónico, respondió: "Esto es calderilla para mí".
¿Un plan para empobrecer el valor del barrio?
Algunos vecinos temen que el magnate trame especular con las viviendas de la zona. Descontentos, creen que Kawamoto ha llevado a gente pobre allí para que pierda atractivo la zona y pueda construir más casas a menos precio.
"Todo el mundo le homenajea, pero en realidad él es el problema", afirma Mark Blackburn, nuevo vecino del barrio. "Las casas son hogares, sitios para vivir allí y no para especular", añade. Blackburn afirma que existen otras comunidades más golpeadas por los 'sin techo' e insinúa que Kawamoto tendría que haber hecho allí sus obras.
Kawamoto cree que las protestas son en realidad muestras de racismo. En Hawaii, la mayoría de los 'sin techo' son nativos y este magnate japonés sentencia que ahí reside el problema: "Si la gente no quiere a un hawaiano enfrente de su puerta deberían irse ellos".
Especulación, filantropía, racismo y pobreza, rasgos innatos del ser humano viva donde viva.
Fuente: El Mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario