lunes, 26 de mayo de 2008

El 'sindicato del crimen' es la empresa más rentable en Italia

Fuente: Gaceta.es.

"La Camorra es como el polvo, difícil de ver aunque se posa en todas partes”. La metáfora es de un fiscal de Nápoles e ilustra a la perfección la realidad invisible de Italia, socio del G-8, un país desarrollado y perfectamente integrado en la comunidad internacional, pero cuya empresa más rentable es la mafia.

Los siete sindicatos del crimen italianos –entre los que se encuentran las poderosas Camorra, Cosa Nostra, ‘Ndrangheta y la Sacra Corona Unita– manejan una facturación anual de, al menos, 90.000 millones de euros, lo que representa el 7% del PIB italiano, según los cálculos de la organización empresarial italiana Confesercenti.

La usura, su principal fuente de ingresos, el chantaje, la extorsión a los empresarios y el pizzo –aportación que garantiza la protección del mafioso de turno– han evolucionado al contrabando de tabaco, pero también al tráfico de seres humanos, de armas y drogas.

Pero, su principal mérito hoy es la perfecta integración en la economía legal e, incluso, en las instituciones, como Ayuntamientos y sindicatos. Además, no tienen miramientos a la hora de ampliar sus zonas de actuación: del sector de la alimentación a los servicios y el turismo; de las licitaciones de obra pública a la empresa privada; del sector inmobiliario al financiero.

La ‘Ndrangheta de Calabria, considerada la más poderosa de Italia, gestiona 44.000 millones de euros al año, lo que equivaldría al presupuesto de Estonia y Eslovenia juntos, según Eurispes.

Su potente infiltración en la vida pública en la región más sureña le convierte en un verdadero conglomerado empresarial y político, hasta el punto de que puede llegar a controlar el 40% de los votos de un municipio. Su especialización es el tráfico de drogas, su principal fuente de ingresos y de ahí sus excelentes reaciones con cárteles de Colombia.

Las empresas amigas de la Camorra controlan muchos sectores de Nápoles, la capital de la Campania y la única mafia de origen urbano. Controla la recogida y reciclaje de basuras (la actual crisis es el fruto de un pulso entre el Estado y los camorristas), pero también el asfalto y las alcantarillas. Con volumen de negocio ilegal de 16.000 millones de euros, al contrario que el resto no busca un orden alternativo al Estado, sino aprovecharse de las lagunas legales.

Con los fondos obtenidos tras el terremoto que asoló la región en los 80, la Camorra se pasó a la economía legal, para hacer de la adjudación de contratos de obra públicos su principal fuente de ingresos, pero también vive de la prostitución y tráfico de armas y personas.

La Cosa Nostra siciliana es el grupo del crimen organizado y la Mafia por excelencia. Los mafiosi y sus clanes emplean códigos de honor inviolables, que les han convertido en un “modelo de superpotencia criminal”, según el experto mundial Jean-François Gayraud.

Su implantación en la vida política quedó demostrada con la aparición de Forza Italia en los 90, formación para la que pidió el voto. Según el experto, tanto Berlusconi como la Mafia tienen el mismo enemigo: el sistema judicial. Sus ingresos proceden sobre todo de la extorsión, la concesión ilegal de contratos públicos y, en menos medida, del tráfico de estupefacientes.

La Sacra Corona Unita, creada en 1983, es la más joven de las mafias italianas. Su ubicación a las orillas del mar Adriático, en Apulia, le convierte en la escala natural del crimen procedente de los Balcanes y Albania. Hasta hace bien poco, sus afiliados vivían del contrabando tradicional. Hoy obtienen sus ingresos de la extorsión y sobre todo del tráfico de personas y drogas.

Una familia muy numerosa

Cuatro sindicatos del crimen se reparten el pastel en Italia. Pero, hay más organizaciones criminales que hacen de la ilegalidad y la extorsión su modo de vida. La Mala del Brenta, localizada en la rica zona del Véneto (cuya capital es Venecia) cuenta con lucrativas conexiones en la ex Yugoslavia. Mientras, la Stidda llegó a competir con la Cosa Nostra por controlar el sur siciliano. Hoy es considerada una organización menor, casi presensencial. Con una implantación muy rural, es más conocida por ser rival de la Cosa Nostra, de donde fueron despedidos sus fundadores. Por su parte, la Banda della Magliana, establecida en Roma, ya se da por desmantelada.

La globalización da alas a un arraigado fenómeno

Todas las mafias –italianas y de otras partes del mundo– comparten algo más que la clandestinidad y los métodos de extorsión. La expansión internacional de los sindicatos del crimen –desde la yakuza japonesa hasta la mafia rusa– es un hecho evidente, alentado en parte por la globalización. La mayor parte de las organizaciones criminales tienen conexiones, vínculos o lazos en todo el mundo. Desde sucursales en los países más desarrollados hasta vínculos con criminales de estados fallidos: de Kosovo a Nueva York pasando por Tokio y Shangai. El espectacular avance en las comunicaciones y la conectividad han hecho que el mundo sea más pequeño y accesible, también para los criminales.

La autoridades judiciales coinciden en señalar que las organizaciones delictivas poseen suficiente financiación para hacerse con las herramientas tecnológicas y financieras mucho más avanzadas que los poderes públicos.

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