viernes, 31 de octubre de 2008

"Como no podía hablar con nadie les dictaba clases a unos palos"

Fuente: Clarin.com.

La decisión de ganarle la partida a la locura, la soledad y la muerte --ellas, las únicas que lo rondaron con fervor durante sus más de ocho años de secuestro en la selva, hasta el domingo cuando se fugó-- llevaron al ex congresista colombiano Oscar Tulio Lizcano a desenterrar viejos palos y, evocando los días cuando dictaba clases en una universidad pública de Bogotá, darles nombres a los maderos y ceremoniosamente, dictarles clase de historia colombiana. Lo hacía también, para no olvidarse de hablar, pues sus captores le impedían comunicarse con cualquier otro ser humano. La anécdota hace parte de un desgarrador testimonio a varias radios locales que Lizcano, de 63 años, entregó ayer desde la clínica de la ciudad de Cali donde reposa y se recupera de las heridas del secuestro. Sus palabras, pausadas por la falta de uso, evidencian el drama que vivió desde el año 2000 cuando fue secuestrado por las FARC.

"Sí, la soledad es terrible porque ellos (los guerrilleros) tenían prohibido hablar conmigo. Yo manejaba varias alternativas para romper la soledad. Llegó un momento en que desenterraba palos y con una hoja de cuaderno les ponía el nombre de unas personas y empezaba a dictarles clase, dos o tres horas diarias dictándoles clase sin que estuvieran. Me imaginaba que estaba en un salón de clase de la universidad", narró Lizcano, en su conmovedor testimonio.

"(A los maderos) les puse nombres comunes: Juan, Pedro, Carlos. Algunos nombres de estudiantes que tuve yo en la Universidad cuando les dictaba clase. Entonces con ellos contaba un diálogo y programaba muy seriamente la materia que les iba a dictar, y así estuve mucho tiempo, meses y meses. Eso me ayudó mucho, fue como mi terapia contra la locura y la soledad", enfatizó, tras evocar que cuando sus estudiantes de madera oían las hazañas de Simón Bolívar, el prócer que liberó a cinco naciones andinas, hasta su lugar de reclusión llegaban guerrilleros, que sólo escuchaban, pues tenían prohibido hablarle o hacerle preguntas.

El ex rehén de las FARC -que ante una propuesta de "Isaza", el jefe rebelde que lo custodiaba, decidió emprender la fuga junto con éste y que tras deambular tres días por la selva del noroeste de Colombia se topó el domingo con hombres del Ejército colombiano- dijo también que se entretenía escribiendo poemas para su esposa y que fueron los mensajes que ésta le enviaba a través de las radioemisoras lo que le permitió sobrevivir a las adversidades del secuestro.

Los familiares del político dicen que las cicatrices del secuestro tardarán mucho en sellar. "Emocionalmente los ex rehenes tienen una etapa de bastante efusividad, pero mi papá está delicado, habla despacio y no olvida todos los dolores que vivió. Nos han dicho que tiene anemia y otras enfermedades en el riñón; él está coherente y muy emocionado en la medida de sus posibilidades. Esto es más atroz de lo que parece", señaló Mauricio, el mayor de sus hijos. Ayer, el presidente Alvaro Uribe, calificó de "provocado rescate" la fuga de Lizcano mientras el gobierno de EE.UU, a través de su embajador en Bogotá, dijo que contribuyó en el rastreo, ubicación y transporte que cercaron a la facción de las FARC y que llevaron a la fuga del rehén. Uribe, que se entrevistó con "Isaza", le prometió el pago de una recompensa y dijo que Francia está dispuesto a acogerlo junto a su compañera sentimental, una guerrillera que ya se había desmovilizado.

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