La capital de Holanda tendrá un nuevo centro de atención para personas maltratadas, pero a diferencia de los ya existentes, éste no está diseñado para la protección de mujeres, sino para víctimas del sexo masculino.
Será ante todo un refugio para padres de familia golpeados por su esposa, jóvenes agredidos en su vecindario, homosexuales rechazados y musulmanes extranjeros desertores de su religión y desafiantes de tradiciones como la prohibición de los matrimonios con personas de otra cultura.
"Hace 40 años, el maltrato a la mujer era un tabú; hoy presenciamos un fenómeno similar en relación con el hombre, quien por honor ha guardado silencio durante mucho tiempo", le dice a BBC Mundo, Cecilia Pérez Yánez, Coordinadora del Centro de Ayuda a Víctimas del Honor, una unidad de trabajo de la organización Blijf Groep.
"Pero finalmente las cosas están cambiando y el gobierno holandés ha decidido hacer frente a un problema que hasta ahora no había sido reconocido pese a estar presente todos los días en nuestra sociedad", explica.
Las víctimas
El programa arranca formalmente el próximo 1º de octubre y busca ayudar a tres tipos de víctimas: la que necesita ayuda psicosocial, la que tiene un problema que puede gestionarse con la intervención de la policía y la que corre peligro de muerte y requiere incluso de una nueva identidad.
El programa tiene una capacidad inicial para proteger a dos personas en el caso de riesgo de muerte, y se espera que en los próximos meses el abanico de seguridad abarque a 10 individuos.
En estrecha colaboración con la policía, se evaluará la situación de cada una de las víctimas.
Por ejemplo, para el hombre maltratado en el hogar, se tienen previstas sesiones de una hora y media por semana para hablar con la pareja y tratar de cambiar el comportamiento de la mujer golpeadora.
En los casos donde esté en peligro la integridad de la persona, se brindará un refugio secreto y de ser necesario hasta una nueva identidad para iniciar una nueva vida.
Eje impulsor
La investigadora Cecilia Pérez, explica que la idea del proyecto surgió en 2005 cuando la organización registró la llegada de hombres maltratados durante la aplicación de un programa destinado a la rehabilitación de varones golpeadores de mujeres.
"Hasta esa fecha reinaba el pensamiento universal de que el asunto del maltrato afectaba sólo a mujeres, pero con el tiempo los hombres han comenzado a salir del armario denunciando que ellos también son agredidos", sostiene la coordinadora.
Pero el caso que despertó la atención de las autoridades fue el de un holandés y una jovencita turca que tuvieron que pedir auxilio de la policía debido a que el padre y los primos de ella había amenazado de muerte al novio.
"Ambos acudieron a la policía, pero al tratarse de una menor de edad, las autoridades se vieron obligadas a contactar a los padres.
"Afortunadamente se encontraron pruebas de la amenaza y fue posible encarcelar al padre y a un primo, pero al no haber garantías de seguridad y tampoco un refugio seguro, el joven tuvo que dejar el país y romper con la relación amorosa", recuerda.
Las ciudades de Utrecht, Rotterdam y La Haya también participan en el nuevo programa con proyectos piloto de una duración inicial de 18 meses y un presupuesto aproximado de US$295.000 por localidad.
Realidad innegable
Más allá de los testimonios recabados por el Centro de Ayuda a Víctimas del Honor, el Buró Central de Estadísticas (CBS por sus siglas en holandés), certifica la existencia del problema, así como también el cambio de actitud por parte del hombre para hacer pública la denuncia.
El último estudio de CBS sobre violencia en el hogar, muestra un aumento de las denuncias que pasaron de 1.450 en 2001 a 4.300 en 2003, y de las cuales el 14% fueron hechas por hombres, la mayoría relacionadas con agresiones físicas.
En entrevista con BBC Mundo, el sociólogo y autor de diversos estudios en la materia, Jos Kuppens, afirma que estas cifras muestran que la mujer puede ser tan violenta como el hombre y por la desventaja física, en la mayoría de las agresiones se utilizan armas, como cuchillos y otros utensilios de cocina.
"No se sabe con certeza si la proporción de las víctimas masculinas está aumentando; lo que sí es seguro es que hay una mayor atención al problema", asegura Kuppens.
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