Esperaban gases lacrimógenos y balas de goma y, en cambio, les llegó un pútrido líquido amarillento, bautizado como 'mofeta' y que es la última arma de Israel contra las manifestaciones palestinas en Cisjordania.
"No a las colonias, no al muro", gritaban unos manifestantes palestinos concentrados en un paso fronterizo con Israel, mientras lanzaban piedras a los soldados y esperaban su reacción, con balas de gomas y gases lacrimógenos.
Frente a ellos, en cambio, los guardias fronterizos israelíes no se mueven. Tras unos minutos de espera, uno de ellos toma un altavoz y empieza a gritar en árabe: "!Esta es una zona militar prohibida! !Váyanse!".
Después llega un camión y, cuando los manifestantes se preparan para recibir chorros de agua, lo que les llega es un líquido amarillento pútrido, con un olor nauseabundo, que les provoca vómitos y que les hace arrancarse sus vestidos completamente empapados.
Se trata del 'mofesta', la nueva arma israelí contra las protestas populares, que toma su nombre del homónimo animal fétido.
"Es la primera vez que lo usan. Esto nos va a poner a todos enfermos. Vi a un niño que no lograba respirar y muchas otras personas vomitaron", cuenta Ahmed Abu Rahma, un lugareño de Bilin.
Según el ejército israelí, el 'mofeta' es más eficaz que las armas tradicionales antidisturbios, ya que éstas pueden matar o herir gravemente, como sucedió en el caso del adolescente Yussef Amira.
La víspera de la muerte del joven palestino, otro niño también murió debido disparos israelíes.
"Se trata de un cambio de táctica para controlar a las masas y dispersar las manifestaciones violentas", dijo a AFP el portavoz de la policía israelí, Micky Rosenfeld.
Para éste, el nuevo líquido fétido "protege a los manifestantes, porque los agentes no usan ni gases lacrimógenos y balas de goma".
Rosenfeld aseguró además que la nueva arma es un líquido nauseabundo -cuya composición no dio a conocer- pero no peligroso.
"No es químico. Es un líquido que huele. No hace daño ni provoca daños físicos, aunque caiga en los ojos", explicó.
En Bilin y Nilin, otro pueblo cerca de Ramala, las manifestaciones de militantes pro palestinos que protestan por la construcción por parte de Israel de un muro de separación son semanales y en ellas siempre hay heridos.
El Estado hebreo afirma que ese muro -que debe tener una extensión de 700 kilómetros a lo largo de Cisjordania- es legítimo y necesario para evitar los atentados palestinos en Israel.
Los palestinos, por el contrario, lo califican de 'muro de apartheid'. Además, denuncian que impide a muchos agricultores acceder y trabajar a sus propios campos.
"Utilizan todo tipo de violencia contra nosotros, pero tenemos que recuperar nuestras tierras. Estamos dispuestos a sacrificarnos", agregó Rahma.
Y como él, muchos otros palestinos de Bilin están dispuestos a seguir con sus manifestaciones porque, confiesan, no tienen "miedo de nada, ni siquiera de la muerte". Y tanto menos del 'mofeta'.
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